El cuidado de los animales es un camino directo hacia la empatía. Cuando los niños aprenden a cuidar a los seres vivos que comparten nuestro planeta, desarrollan la habilidad de ponerse en el lugar del otro.
Esta empatía se extiende más allá de las relaciones con los animales y puede aplicarse a las interacciones humanas. Los niños que aprenden a ser compasivos con los animales tienden a ser más comprensivos y respetuosos con sus semejantes.