Inculcar valores de comprensión, tolerancia y resolución pacífica de conflictos desde temprana edad crea la base para sociedades más justas y estables. Los niños, al aprender a comunicarse y cooperar en lugar de recurrir a la violencia, contribuyen a un futuro más seguro y pacífico.
Enseñarles que la guerra no es la solución fomenta la empatía y el respeto por la vida, generando ciudadanos comprometidos con la construcción de un mundo donde reine la paz y la cooperación.