En un pueblito alegre y colorido llamado Corazones Unidos, vivía una comunidad de amigos: un león, una tortuga, un pájaro carpintero y una ardilla. Un día, recibieron una carta misteriosa de su sabio vecino, el Señor Roble, que decía:
«Queridos amigos, hay unas reglas que ayudarán a nuestro bosque a ser un lugar aún más especial y feliz. Les llamo *Las Reglas del Buen Corazón*, y están escritas en diez tablillas doradas que encontrarán cerca del Gran Lago. ¡Sigan las pistas y descubran cómo hacer de Corazones Unidos el mejor lugar para vivir!»
Intrigados, los amigos decidieron emprender la aventura. Llegaron al lago y encontraron la primera tablilla que decía: «Ama a los demás y sé bueno con ellos, porque el amor es la mejor magia que tenemos.»
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El león, que a veces era un poco gruñón, prometió empezar a ser más amable, especialmente con los animalitos pequeños. «Voy a dar abrazos en vez de rugidos para asustarlos», dijo sonriendo.
En la siguiente tablilla, leyeron: «Respeten a mamá y papá, y valoren a sus familias.» La tortuga asintió lentamente. “A veces me enojo cuando mi mamá me dice que lave el caparazón, pero es porque me quiere limpia y sana.”
El pájaro carpintero descubrió la tercera tablilla, que decía: «No envidies lo que tienen los demás.» Recordó que le había dado celos el ala dorada de un periquito amigo. «Desde hoy, voy a celebrar lo que tengo, y no lo que me falta,» dijo feliz.
La cuarta tablilla decía: «No digas cosas malas de otros.» La ardilla, quien a veces compartía chismes, comprendió el mensaje. «Prometo usar mis palabras para animar y alegrar, no para hacer daño,» declaró, orgullosa.
Mientras avanzaban, encontraron otra tablilla que decía: «Respeta los momentos de paz y descanso.» Todos entendieron que era importante detenerse de vez en cuando y disfrutar de la tranquilidad del bosque.
La sexta tablilla les recordó que debían “decir siempre la verdad.” La ardilla recordó cuando dijo que había visto una manzana gigante, aunque solo era una manzana normal. “A partir de hoy, seré sincera en todo lo que diga,” decidió.
“Sé honesto y no tomes lo que no es tuyo,” decía la séptima tablilla. El pájaro carpintero recordó que había tomado una ramita que la tortuga quería para su nido. Prometió siempre pedir antes de tomar algo.
La octava tablilla les habló sobre la importancia de “ser fieles y leales.” El león, que a veces se olvidaba de las promesas, prometió no dejar plantado a nadie.
La novena tablilla decía: “Agradece lo que tienes y no desees lo que otros poseen.” La tortuga dijo: “De ahora en adelante, agradeceré cada brizna de hierba que tengo para descansar.”
Finalmente, la décima tablilla les recordó que, sobre todo, debían “amar y cuidar el bosque y sus habitantes.” Todos estuvieron de acuerdo en que respetarían la naturaleza y a cada ser viviente.
Al terminar su recorrido, volvieron al Señor Roble y le contaron sobre su aventura. El anciano árbol sonrió y les dijo: “Han descubierto las reglas del buen corazón. Si las siguen, Corazones Unidos será un lugar lleno de paz, amor y alegría.”
Desde ese día, los amigos siguieron las reglas del buen corazón, y Corazones Unidos se convirtió en el bosque más armonioso y feliz de todos.