Cuentini

El amor en el cielo

Había una vez en el cielo, dos grandes luminarias, el Sol y la Luna. Ambos eran muy diferentes, pero tenían una cosa en común: un corazón enorme y lleno de amor.

El Sol brillaba con un resplandor dorado y cálido, mientras que la Luna relucía con un suave brillo plateado en su esplendor.

Aunque el Sol y la Luna vivían en el mismo cielo, nunca podían encontrarse. El Sol aparecía durante el día, iluminando el mundo con su luz, y la Luna surgía por la noche, cubriendo todo con su manto de tranquilidad.

Siempre estaban esperando, justo en el borde del horizonte, deseando verse.

Pero un día, el Sol tuvo una idea brillante. Decidió enviar un mensaje especial a la Luna. Con toda su energía, pintó el cielo de la mañana con colores cálidos y vibrantes.

Usó tonos de naranja, rosa y un toque de dorado, como si fuera un pintor con su paleta. «¡Espero que te guste, querida Luna!», exclamó mientras su luz se desvanecía.

Cuando la Luna apareció y vio el cielo, se sintió muy emocionada. «¡Oh, qué bello regalo!», susurró. Entonces, decidió responder.

A medida que la noche se acercaba a su fin, usó su magia para teñir el cielo de azules profundos, púrpuras y un suave rosa pastel, preparando el mundo para la llegada del Sol.

«¡Qué maravillosa sorpresa!», exclamó el Sol cuando despertó y vio los colores que la Luna había dejado para él. Así, día tras día, comenzaron a comunicarse a través de los colores del amanecer y el atardecer.

Cada uno admiraba el arte del otro, y su amor crecía más fuerte, aunque nunca se encontraran.

Los niños de la Tierra pronto notaron estos bellos cambios en el cielo. «Mira, mamá, parece que el Sol y la Luna se están enviando cartas de amor», decían con emoción mientras observaban los colores mezclarse en el horizonte.

Así, el Sol y la Luna enseñaron a todos que el amor no necesita estar cerca para ser real. Aunque estaban separados por el tiempo y el espacio, su amor era fuerte, mostrando que la verdadera conexión no conoce de distancias.

Y si alguna vez te sientes solo, solo recuerda mirar el amanecer o el atardecer. En esos colores, verás los mensajes de amor que el Sol y la Luna siguen enviándose, uno al otro, todos los días.

Sonia Jerez

Escritora y conferencista con más 10 años de experiencia en la educación infantil y desarrollo creativo. Ha ganado varios premios internacionales.

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