En un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y flores silvestres, vivía una niña llamada Laura. Laura era una niña muy especial, con grandes ojos curiosos y una sonrisa que iluminaba la habitación. Pero lo que más destacaba de Laura era su corazón amable y generoso.
Un día, en el pueblo, se anunció un gran baile para celebrar el festival de primavera. Todos estaban emocionados y comenzaron a prepararse para la ocasión. Las tiendas del pueblo se llenaron de vestidos brillantes y relucientes, adornados con encajes y bordados. Pero Laura no se sentía atraída por esos vestidos llamativos.
«¿Qué tipo de vestido vas a usar para el baile, Laura?» preguntó su amiga Clara, mientras hojeaban un catálogo de vestidos en una tienda del pueblo.
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Laura miró los vestidos en el catálogo con interés, pero ninguno de ellos parecía adecuado para ella. «Creo que prefiero algo más sencillo», respondió ella con calma.
Clara frunció el ceño. «¿Sencillo? ¡Pero es un baile importante! Deberías lucir algo más elegante y deslumbrante.»
A pesar de las opiniones de sus amigos y las tentadoras opciones en las tiendas, Laura seguía firme en su decisión de encontrar un vestido modesto y sencillo para el baile.
Finalmente, un día antes del baile, Laura descubrió un pequeño taller de costura escondido al final de una callejuela. La puerta estaba entreabierta y un suave resplandor provenía del interior. Decidió entrar y se encontró con una anciana amable que estaba ocupada con su labor.
«Buenas tardes, querida», saludó la anciana con una sonrisa arrugada. «¿En qué puedo ayudarte?»
Laura explicó tímidamente que estaba buscando un vestido para el baile, pero que prefería algo modesto y sencillo.
La anciana asintió con entendimiento y la llevó a una esquina del taller donde colgaban varios vestidos sencillos pero hermosos. Laura se detuvo frente a un vestido de color azul claro, hecho de tela suave y adornado con simples bordados florales.
«Este es perfecto», susurró Laura, sintiendo una conexión instantánea con el vestido.
La anciana sonrió con aprobación. «Es un vestido modesto pero encantador, querida. Te quedará hermoso.»
Laura se probó el vestido y, al mirarse en el espejo, supo que había tomado la decisión correcta. Aunque no era tan llamativo como los vestidos en las tiendas del pueblo, este vestido le hacía sentir cómoda y segura de sí misma.
Llegó la noche del baile y el salón del pueblo estaba decorado con guirnaldas de flores y brillantes luces de colores. Todos los asistentes lucían vestidos y trajes elegantes, pero Laura destacaba de una manera especial con su vestido modesto y sencillo.
A medida que la música llenaba el aire y la gente comenzaba a bailar, Laura se sentía radiante y feliz. No necesitaba un vestido ostentoso para sentirse especial; su verdadera belleza provenía de su corazón amable y su modestia.
Al final de la noche, cuando el baile llegaba a su fin, Laura recibió el elogio de muchos por su elegancia y su buen gusto en la elección del vestido. Pero lo más importante para ella fue darse cuenta de que la verdadera belleza reside en la modestia y la autenticidad.
Desde ese día en adelante, Laura siguió siendo fiel a sí misma, siempre recordando la lección que aprendió: que la verdadera belleza está en ser uno mismo y en valorar lo que hay en el corazón, más que en lo que se muestra por fuera.
Reflexión
Laura nos muestra que tomar decisiones basadas en nuestros valores y preferencias personales, en lugar de ceder ante las expectativas de los demás o las presiones sociales, puede llevarnos a una mayor satisfacción y autoaceptación.
Su elección de un vestido modesto pero encantador refleja su carácter íntegro y su capacidad para seguir su propio camino, incluso cuando va en contra de la corriente.
Además, el cuento nos recuerda que la verdadera belleza reside en la esencia de una persona: en su bondad, humildad y generosidad. Laura brilla en el baile no por su vestido llamativo, sino por su corazón amable y su actitud modesta hacia la vida.
Nos inspira a buscar la belleza en las cualidades interiores y a cultivar una apreciación por lo simple y lo auténtico en un mundo cada vez más marcado por lo superficial.
Poema
En el vestido de la modestia,
Laura halló su verdadera magia.
No brillaba por el resplandor,
sino por su corazón en flor.
Entre encajes y ostentación,
prefirió la simple elegancia.
Su belleza no necesitaba adorno,
brillaba con luz propia, sin abandono.
En el baile de la autenticidad,
Laura danzaba con seguridad.
Su vestido sencillo y encantador,
reflejaba su verdadero interior.
En la lección de humildad,
Laura encontró su libertad.
En la modestia halló su verdad,
y en su corazón, la eternidad.